12 diciembre 2013

Universidades: Confusión entre lo público y lo privado

Entre tanta publicidad de universidades que prometen virtudes y valores anexos a la formación profesional en carteles distribuidos en el metro, en las calles o en los buses, la educación superior se vende en Chile como cualquier otro producto, con ofertas que anticipan un futuro esplendor. En medio de esta vorágine de promesas quienes hacen tales ofertas se presentan con la común denominación de universidades con elevadas misiones institucionales, pero en la realidad muy heterogéneas entre sí.


The Clinic
Desde luego, todas reclaman para sí un rol público simplemente porque forman profesionales o realizan otras actividades anexas a la cultura o la ciencia, que entienden como bienes públicos. Se llega al extremo de generar una conveniente confusión, destinada sobre todo a dar legitimidad a la transferencia de recursos del Estado a proyectos privados. No es fácil entender que instituciones que responden a motivaciones corporativas privadas, muy legítimas por lo demás en una sociedad democrática, se declaren coadyuvantes del Estado en una función pública, pero sin los deberes que ello implica.


Efectivamente instituciones no estatales pueden producir bienes públicos, pero no por producirlos son públicas. Para ser tales se requiere la presencia de otros fines de carácter cívico y social, de unos principios y de unas formas de relación cualitativamente diferentes a los que caracterizan lo privado. En consecuencia, deducir el carácter público de una universidad por los bienes que produce es un razonamiento retóricamente abusivo, porque esa institución lo hace desde una opción y según formas privadas que pueden desaparecer o variar a voluntad de sus dueños.
Tampoco la discusión se agota en la propiedad, porque también puede darse que haya universidades del Estado que se constituyan como espacios privados. Si en ellas no existe el debido pluralismo, participación y diversidad no hay propiamente un espacio público, la sola pertenencia jurídica al Estado no las hace públicas. La universidad pública es aquella que no reconoce ortodoxia alguna, que no debe ni puede tener una verdad oficial porque el Estado moderno y democrático se caracteriza porque no es dueño de verdades oficiales. En cambio, una institución privada puede adherir o tener una verdad que es la de quienes son los dueños de esa universidad, que el Estado debe respetar cabalmente. Al contrario, la universidad del Estado no tiene el pluralismo como opción sino como un deber.
Aunque la universidad en sentido estricto no es un foro ni una organización de carácter político, cuando ella tiene carácter público en el sentido más pleno de ese concepto, es una institución que reproduce en su convivencia interna, y en cuanto corresponde a su misión y propósitos propios, las virtudes y los valores cívicos de la República: el pluralismo, la participación, la independencia de juicio, la libertad de cátedra, las formas de gobierno y los procedimientos para adoptar decisiones son o deben ser manifestaciones de esa búsqueda por alcanzar las formas cívicas de la cultura de la República en su más alta expresión. Esto hace, sin duda, una diferencia específica.
Que en Chile las universidades públicas se sitúen a la par con las privadas, responde a una realidad construida a partir de los dogmas dominantes. En nuestro país lo público ha sido también relegado a comportarse como lo privado, mientras más se parezcan las universidades públicas a las privadas, más modernas y más eficientes son, dando forma así a ese otro dogma que prescribe como ideal que el Estado contribuya con soluciones privadas a problemas públicos.
La estrategia de privatizar todo en educación tiene por finalidad alejar esta relación social de la decisión democrática, de lo que se trata es de vaciar el espacio público en educación para finalmente desplazarlo hacia proyectos privados, de modo que la democracia política y todo lo que ella trae consigo no tenga ninguna intervención en la educación.
En consecuencia, los chilenos tenemos muy buenas razones para no distinguir con claridad entre lo público y lo privado, otros tienen claros propósitos políticos e ideológicos para diluir las fronteras que separan uno y otro ámbito de la vida social.

** Presidente del CUECH,
Consorcio de Universidades
del Estado de Chile.
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