14 octubre 2013

Nueva Mayoría: no es lugar para trabajadores (por medidas de primeros 100 días)

Prejuicio y perplejidad.


José Luis Ugarte, EL Mostrador
Prejuicio de partida —esa cárcel como afirmaba Steinbeck donde se ve lo que se quiere ver— de quien escribe, ya que se suponía que estas líneas serían bien evidentes y sencillas. Dadas a conocer las propuestas para los millones de trabajadores chilenos en la próxima elección la cuestión sería obvia: críticas a Matthei por una propuesta inexistente y elogios a Bachelet por una reforma sustantiva al Plan Laboral de Pinochet.

Y ahora la perplejidad. Casi todos los candidatos hablaron de sindicalización de los trabajadores, incluso hasta Matthei propuso “fortalecer la negociación colectiva” en su programa de gobierno.


Bachelet, en cambio, al presentar su programa para los primeros cien días, no habla ni de negociación colectiva ni de sindicalización ni del derecho de huelga. Habla de multirut y capacitación.

Perplejidad absoluta. La Nueva Mayoría viene, así, a hacer a los trabajadores chilenos la oferta política más paupérrima desde el retorno a la democracia.

De las ya lejanas promesas del Aylwin –que nunca se cumplieron- de “terminar con el modelo laboral de la dictadura”, hasta el último programa de Frei de “derogar el Código del Trabajo de Pinochet”, el de la Nueva Mayoría ha terminado comprometiéndose con una bagatela: el fin del multirut.

Este único proyecto para los trabajadores anunciado por Bachelet es probablemente la reforma más intrascendente de las que puede esperar el mundo del trabajo de un conglomerado que quiere cambiar Chile.

Y por varias razones.

Primero, porque el multirut no toca en absoluto el plan laboral de Piñera y no modifica, por tanto, el problema principal de los trabajadores chilenos: su falta total de poder para negociar sus condiciones de trabajo. Para ello había que hablar, por ejemplo, de negociación colectiva por área o rama de producción, de huelga sin reemplazo y de sindicalización automática.

Segundo —y aquí les paso un aviso a los técnicos de la Nueva Concertación—, es hoy un problema sin mayor trascendencia para la organización de los trabajadores. Desde hace un tiempo los tribunales del Trabajo han comenzado a sostener —como siempre debió ser— que “si bien, formalmente cada una de las demandadas son empresas distintas, aunque con importantes vínculos societario… lo cierto es que, en la realidad, en la práctica actúan de forma concertada como una sola unidad, conformando así una sola empresa o unidad económica, en los términos del artículo 3 del Código del Trabajo” (RIT O-2017-2012 del 2 JLT de Santiago).

Raro, por decirlo elegantemente, presentar como avance relevante algo que ya está siendo solucionado por los propios jueces del Trabajo, sin necesidad de reforma alguna.

De este modo, de más está decir, que para los trabajadores los primeros cien días de Bachelet serán exactamente iguales que los 4 años de Piñera: el único proyecto laboral que el actual gobierno impulsó en estos años fue, precisamente por su intrascendencia, el del multirut.

¿Qué refleja esta verdadera desconocida política a los trabajadores que esperaban el fin del Plan Laboral, actual Código del Trabajo?

Quizás que la Nueva Mayoría, igual que alumno torpe que no aprende o no quiere aprender, se apresta a caminar —paso por paso— la mista ruta que llevó a calificar el resultado de sus cuatro gobiernos como neoliberalismo con rostro humano

¿Qué sociedad de derechos puede construirse con trabajadores no sindicalizados y sin derecho efectivo a negociar colectivamente?

¿No es importante para la Nueva Mayoría que Chile sea el único país del continente que permite el reemplazo en la huelga y que mientras en la OCDE el promedio de la negociación colectiva alcance al 60 por ciento de los trabajadores, en Chile apenas alcance el 6?

¿No habrá entendido la Nueva Concertación que su fracaso en mejorar la distribución de la riqueza tiene que ver con su nula vocación, en veinte años, de efectuar reformas en el principal espacio donde se distribuye esa riqueza, como es el trabajo?

Ahora, siempre se podrá responder a esas preguntas diciendo que son nada más las medidas para los primeros cien días de Gobierno.

Pero eso ayuda poco para disipar la perplejidad.

La experiencia indica que con la Concertación los días son años y que, una vez instalados en los gobiernos, una pequeña elite de economistas de turno —esta vez, el Velasco se llama Arenas— pasa administrar las políticas públicas con una lealtad por el modelo económico de Pinochet que ya se hubieran querido los militares en su época.

De otro modelo, nada de nada.

De hecho, proponer como única medida laboral el problema del multirut es una clamorosa muestra de la falta total de voluntad por solucionar el problema de los derechos de los trabajadores en Chile. De haber habido una mínima voluntad política al respecto, habríamos escuchado hablar de eliminación del reemplazo en la huelga o sindicalización automática, por decir algo verdaderamente relevante.

Pero no nos engañemos. La Nueva Mayoría, en sus primeros cien días, no parece ser un lugar para trabajadores.

Ahora, siempre queda una opción. Que todo lo hasta ahora dicho sea fruto de una profunda equivocación de este columnista y que en los próximos días, cuando se dé a conocer la propuesta para los cien segundos días, Bachelet proponga una reforma de verdad a la sindicalización y la negociación colectiva en Chile.

Desde ya, entonces, pido disculpas por mi apresurada desconfianza.

Mientras tanto, José Piñera y su espíritu pueden respirar tranquilos.

Al menos por los primeros cien días.
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