El documento realizado por la Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género es el primer diagnostico oficial que se realiza en Chile de la situación de las mujeres dentro la universidad. Sus estremecedores resultados podrían visibilizar y solucionar las discriminaciones y desigualdades a las que se enfrentan las estudiantes, funcionarias y académicas.
Diario Uchile |
“Lo que tiene que entender la Universidad de Chile es que, pese a todo, no está incólume a las discriminaciones y a las desigualdades. Existe una autoimagen de que somos pluralistas y modernos, y es cierto desde algunas perspectivas, pero en materia de género hay una diferencia entre lo que se dice y lo que se hace”, señaló tajantemente la socióloga y directora de la recién inaugurada Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género, Carmen Andrade.
La oficina que Andrade preside se encuentra funcionando desde el mes de mayo de este año y se define como el primer “mecanismo de género” universitario del país. El año 2012 se formó una comisión de Igualdad de Oportunidades que hizo un primer análisis sobre la situación de las mujeres, comparativamente con los hombres, en la Universidad de Chile.
Este equipo, conformado por representantes de los tres estamentos, llegó a la conclusión de que hay profundas desigualdades de género en la Universidad. Una de las medidas que sugirió fue crear un órgano permanente de análisis de problemas de género e implementación de políticas paliativas a corto, mediano y largo plazo.
Así comenzó la Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género, que tiene como objetivo profundizar el diagnóstico preliminar realizado por la comisión inicial y proponer políticas universitarias para solucionar los problemas detectados en el informe.
Los primeros resultados
Los resultados preliminares del análisis, que se encuentra en etapa final de edición, son lapidarios: en la Universidad hay problemas paritarios graves que permanecen invisibles a los ojos de las autoridades y de la propia comunidad. En términos generales, hay una presencia igualitaria de mujeres y de hombres. Sin embargo, existen diferencias de género relacionadas con las funciones y los cargos.
En el estamento de los funcionarios hay mayor presencia de mujeres, principalmente en el área administrativa. En el caso de la academia hay menos académicas que académicos a pesar de que en la universidad, a nivel de alumnos, las mujeres y los hombres van a la par en la matricula.
Carmen Andrade explica que la segregación puede analizarse de manera horizontal y vertical. El caso de la “segregación horizontal”, se refiere a la concentración de las mujeres en ciertas áreas que le son socialmente asignadas, como el cuidado de niños y enfermos. En este punto se constató que, si bien han entrado masivamente a la universidad, las mujeres se siguen concentrando en las mismas facultades y en las mismas carreras, que coincidentemente son las que tienen menores salarios, como educación y salud.
Por su parte, la llamada “segmentación vertical” tiene que ver con que las mujeres ocupan los cargos menos altos en las escalas de jerarquía tanto a nivel académico como a nivel de funcionarios. Además, las mujeres reciben sistemáticamente un salario menor al de los hombres, en casos en que tienen las mismas funciones y equivalente formación académica
Otro aspecto relevante del informe tiene que ver con la compatibilización del aspecto familiar y laboral, en específico con el cuidado de los hijos, que parece ser una labor social y culturalmente propia y exclusiva de las mujeres. Andrade afirma que este no es un tema resuelto por la universidad y para el cual es urgente desarrollar políticas en el corto plazo. En el caso de las estudiantes con hijos: “la situación es mucho más precaria, y la ayuda económica que da la universidad es muy poca y no alcanza”, señaló Carmen Andrade.
Valentina Armijo, coordinadora general de la Red de Apoyo Mutuo para madres y padres estudiantes de la Universidad de Chile MAPAU, dice estar contenta con el reconocimiento que han hecho las autoridades sobre los problemas de género y agrega:
“Es muy difícil compatibilizar el rol de madre con el de estudiante, sobre todo porque pareciera que somos invisibles a los ojos del Estado y de las autoridades (…) Esperamos que este informe motive a las autoridades para que tomen medidas concretas, como respetar las fechas del pago de las becas e instalar salas cunas por campus, por ejemplo”.
Las medidas
La Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género incluyó en el informe una serie de recomendaciones para avanzar en materias de igualdad y discriminación. La primera de ellas es visibilizar los problemas, romper el mito de que en “La Chile” esto no pasa: “el primer paso es asumir que tenemos desigualdad y no sólo eso, también tenemos situaciones de trato discriminatorio, e incluso, algunas situaciones de acoso sexual”, señala Andrade.
En el mediano y largo plazo, el objetivo que se ha fijado la Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género es hacer políticas antidiscriminatorias sistemáticas, pues señalan que, para que cambie la dinámica de género, no basta con aplicar medidas aisladas, sino que tienen que ser cambios estructurales en todo ámbito: en las políticas de contratación, de distribución de salarios, de promociones académicas, de protección de estudiantes, etc.
Paralelo a eso, la idea es implementar instrumentos de gestión que puedan mejorar, en el corto plazo, la calidad de vida de las mujeres en la Universidad. Medidas como la exigencia de una mirada de género en el programa de mejoramiento de gestión, que se instale el código de buenas prácticas laborales, o que se aplique la Ley de Igualdad de Remuneraciones, por citar algunos ejemplos.
Carmen Andrade se muestra optimista: “yo creo que existe voluntad política de parte de las autoridades para solucionar los conflictos. Con pequeños esfuerzos se pueden conseguir grandes cambios y yo creo que el rector lo sabe. Espero que la publicación de este informe lleve a adoptar políticas y estrategias de gestión que en definitiva, mejoren la calidad de vida de las mujeres en nuestra universidad”.
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