Si bien es reconocido por expertos como un “impulso” para las Pedagogías, dos estudios recientes demuestran que el impacto no ha variado en los últimos años y que la medida no logra capturar a más estudiantes destacados. ¿Las razones? Bajas remuneraciones y escaso reconocimiento social para los profes. Ahora el ministerio apuesta mejorar sueldos y más horas para preparar clases, argumentos para convencer a los mejores estudiantes a transformarse en mejores maestros.
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A tres años de su rimbombante lanzamiento -con campaña en televisión, radios y buses del Transantiago incluida- la Beca Vocación de Profesor se estancó y ya no logra prender a más estudiantes destacados se inclinen por una pedagogía.
Así lo mencionan dos estudios conocidos esta semana (uno de la Universidad Católica de Valparaíso y otro de la ONG Elige Educar), que revelan el estancamiento de los resultados en el promedio de selección de alumnos que entran a la universidad para transformarse en profesores y, de paso, las primeras críticas al sistema.
Un impulso considerado “positivo” o “en la vía correcta” que no alcanza a motivar mayormente a los alumnos mateos que salen de cuarto medio y que no resuelve el clásico problema que enfrenta la carrera docente hoy en Chile: bajas remuneración y escaso reconocimiento social.
Legado
“Queremos que de ahora en adelante sea al revés, que las familias se sientan orgullosas de que uno de sus hijos diga ‘yo quiero ser profesora’, ‘yo quiero ser profesor’”. Eso dijo el 1º de noviembre de 2010 el entonces ministro de Educación, Joaquín Lavín, durante el lanzamiento oficial de la política pública.
La política pública, que ya cumplió tres años funcionando, implica pagar el total del arancel de la carrera para estudiantes que ponderan 600 puntos o más en la PSU; el arancel más 80 mil pesos mensuales para los que saquen 700 puntos o más; y la carrera, el bono de 80 mil pesos y el beneficio de cursar un semestre en el extranjero.
Un “legado” de la administración del expresidenciable UDI en esa cartera que de nada le sirvió al ser reemplazado en su puesto a mediados de 2011, tras la crisis vivida con el movimiento estudiantil.
“Nunca antes el Estado había privilegiado tanto una profesión como ahora los estamos haciendo con ser profesor”, destacó Lavín, quien entonces señalaba que este proyecto de ley revolucionaría las Pedagogías.
Sin embargo, a tres años de su implementación, las cifras muestran que la tendencia se estancó desde el año pasado y comenzó a recibir sus primeras críticas. Según un informe de la ONG Elige Educar, sólo el 6,84% del total de alumnos seleccionados en carreras de Pedagogías obtuvieron más de 600 puntos promedio entre Lenguaje y Matemática (38.827 estudiantes).
Y, aunque la beca, impulsó la entrada de estudiantes más destacados, las cifras señalan que un 73% de los seleccionados en carreras de Pedagogías no llegan a los 600 puntos -según el estudio de la PUCV-, lo que desmuestra que no hay un aumento proporcional y mucho menos una revolución para los nuevos educadores, como se dijo en su comienzo.
El experto de Educación 2020, Manuel Sepúlveda, dice que desde un comienzo advirtieron que la iniciativa que va en la dirección correcta, pero que obviamente tenía un alcance muy limitado. “No basta con ofrecer carrera gratis a los estudiantes”, señala, agregando que obviamente se necesitan otros elementos para mejorar la profesión docente. “Una beca no va a resolver el problema, pese a que pueda ser un incentivo”, dice.
Las cifras muestran también que el impacto del 2011, con la primera camada de estudiantes sobre los 600 puntos ponderados PSU en estas carreras, no se volvió a repetir en los años siguientes.
“Este estancamiento proporcional muestra que la Beca, como único incentivo para atraer a la pedagogía a estudiantes destacados y con vocación, no está siendo capaz por sí sola de incrementar sostenidamente el número de estudiantes de buen desempeño. A este ritmo nos tomará mínimo 20 años más lograr que todos nuestros futuros profesores sean de alto desempeño, similar a lo que ocurre en países como Finlandia, Corea y Singapur”, señala Hernán Hochschild, Director Ejecutivo de Elige Educar.
Según declaró Hochschild “es urgente que se complemente con cambios de fondo que transformen estas carreras una opción realmente competitiva frente a otras, y eso sólo lo conseguiremos garantizando mejores remuneraciones y un desarrollo profesional atractivo”.
De hecho, la organización realizó un estudio sobre los factores que evalúan los estudiantes destacados académicamente para no elegir educar. Entre ellos, los que más destacan son las bajas remuneraciones y el bajo reconocimiento social que experimenten los maestros al egresar de la universidad.
Razones por la cual no elegirían carreras de educación, comparación entre los que seleccionan educación y no (ponderado)
Llenar el vacío
En su minuto la medida fue bastante aplaudida, pero no estuvo exenta de polémicas. En enero de 2011, antes que estallara el movimiento estudiantil, el entonces ministro de Educación hizo renunciar del beneficio a una de sus hijas, María Jesús, que se había ganado la beca ese año.
“Para que quede absolutamente claro: yo voy a pagar la educación de mi hija, pero ella igual va a ser profesora, igual va a trabajar tres años en un colegio municipal”, dijo Lavín, aunque con esas palabras generó otra polémica y que se constituyó como uno de los primeros debates públicos por el costo de la educación superior durante el gobierno de Sebastián Piñera.
Además, en 2012, el Mineduc tuvo que retroceder en una de las condiciones que ejercía para entregar la beca, la que consideraba la firma de un pagaré que obligaba a los beneficiarios a pagar los años cursados en caso de deserción.
Desde el Mineduc, sin embargo, destacan que con la beca ahora el 13% de los estudiantes matriculados con puntajes mayores o iguales a 600 puntos en pedagogías, versus el 9% de 2009 y que desde ese mismo año disminuyó en un 36% la proporción de estudiantes que ingresan con menos de 500 puntos a convertirse en profesores.
En agosto pasado, en una premiación organizada por el gobierno para los primeros egresados que contó con la presencia del Presidente Sebastián Piñera, la actual ministra de Educación, Carolina Schmidt, señaló que la beca “ha sido una política pública de gran relevancia para el país y ha contribuido para atraer justamente a los mejores, cambiando la composición de aquellos estudiantes que hoy ingresan a estudiar carreras de Pedagogía en Chile. Este cambio está permitiendo que los mejores, los con mayor vocación, enseñen a nuestros niños”.
Sin embargo, el mismo ministerio reconoce que actualmente se observa aún una baja valoración social de esta carrera, se identifican bajas remuneraciones comparadas con carreras afines -especialmente al inicio- y que se requieren más oportunidades de capacitación.
Por esa razón, el Mineduc ha optado por impulsar un complemento para la beca, el que busca directamente llenar el vacío que no logró llenar la beca: mejorar las remuneraciones de los maestros.
Eso es justamente lo que hoy se pretende aprobar con el Proyecto de Ley de Carrera Docente Inicial, que crea la Asignación de Excelencia Pedagógica Inicial (AEPI), un incentivo a los buenos puntajes en la PSU o en la Prueba Inicia o que hayan destacado en su carrera con un bono de hasta $400 mil mensuales por cuatro años de ejercicio que puede aumentar hasta los $560 mil para quienes trabajen en colegios con alta vulnerabilidad.
Eso, además de dar otro bono mensual de hasta 400 mil pesos por Asignación de Excelencia Pedagógica y el aumentar la proporción de horas que los docentes destinan a planificación de 25% a 30%.
Con todo, los expertos consideran que aún es poco y que el gobierno debe generar condiciones de mejora salarial para todos los profesores y por esto, necesita ajustes importantes para lograr su objetivo, que es transformar a los mejores estudiantes en los mejores maestros.
Nota del autor: The Clinic Online intentó contactarse con el Colegio de Profesores para este artículo, pero fue imposible comunicarse con sus dirigentes.
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