Chile fue uno de los países con los costos salariales por trabajador más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 2013, según el informe anual sobre cargas fiscales del grupo.
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El costo medio de un trabajador fue de 18.989 dólares (sobre $10.350.000) en Chile, por debajo de Eslovaquia ($14.110.000), Polonia ($14.630.000) y Estonia ($15.500.000), que se situaron inmediatamente por delante.
Estas cifras contrastan con las de los miembros de la OCDE que encabezan la lista: Bélgica ($39 millones), Alemania ($37.600.000), Suiza ($37.200.000) y Noruega ($36.700.000).
La llamada “cuña fiscal” sobre los salarios, que suma las cotizaciones salariales y patronales con el impuesto sobre la renta, fue del 7% en Chile, la menor del conocido como el “club de los países desarrollados”, y a mucha distancia de la media del 35,9%.
El peso de esos impuestos se mantuvo el pasado año estancado en Chile, mientras que en el conjunto de la OCDE se incrementó en dos décimas porcentuales.
La “cuña fiscal” también se mantuvo por debajo del 20% en México (19,2%, tras crecer 22 centésimas) y en Nueva Zelanda (16,9%, +50 centésimas).
En el extremo opuesto, las cargas salariales llegaron a representar un máximo del 55,8% en Bélgica, un 49,3% en Alemania, un 49,1% en Austria, un 49% en Hungría y un 48,9% en Francia.
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