Cuando analizamos el acuerdo en torno al salario mínimo, existe una confusión normal, y hay quienes ponen el objetivo secundario al centro y no ven la perspectiva histórica de nuestra construcción.
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El horizonte de la CUT es darle una mejor vida a los trabajadores de nuestro país, donde el desarrollo alcance a todas las capas sociales y la desigualdad sea derrotada, esto es lo que podríamos llamar el sueño desarrollista de nuestra América latina.
Los últimos cuarenta años están enmarcados como un periodo de retroceso en la consecución de nuestras aspiraciones, retroceso tan profundo que nos llevó a la peor situación de desigualdad de ingresos en la historia de la humanidad, retroceso que significó la conculcación de nuestros derechos colectivos como trabajadores y que estuvo enmarcado en un modelo de desarrollo neoliberal que flexibilizó el mercado laboral profundamente.
Es en este contexto que nos hemos propuesto como objetivo estratégico de la CUT la consecución de equilibrar el poder de negociación de los trabajadores, este objetivo que pudiera parecer el mínimo común en cualquier legislación seria, es el objetivo perseguido por el movimiento sindical desde la promulgación del Plan Laboral de la Dictadura.
Entonces, cuando analizamos el acuerdo en torno al salario mínimo, existe una confusión normal, y hay quienes ponen el objetivo secundario al centro y no ven la perspectiva histórica de nuestra construcción.
Pero para nosotros los trabajadores no existen espejismos, sin dejar de ser importante el guarismo de este año, sabemos que lograr más poder de negociación para los sindicatos es la clave de nuestro futuro como actor principal de los cambios en Chile.
Por eso decimos que hemos conseguido un triunfo estratégico, pues un año más tarde del 11 de julio de 2013, el gran Paro Nacional de los Trabajadores, las reformas laborales son inevitables y su contenido nítido: el fortalecimiento de la negociación colectiva y el sindicalismo. Hemos caducado una forma de hacer política, que nos tuvo marginados y proscritos durante más de 30 años, nuestro triunfo no dura un año, inaugura una época.
Sabemos que cualquier avance, con respecto a los objetivos históricos del movimiento sindical, puede parecer poco. Pero como trabajadores sabemos que hasta el camino más largo empieza por el primer paso, con la certeza de que nuestros esfuerzos vuelven a renovarse cada día, pues las necesidades de los trabajadores no se acaban con un reajuste del salario mínimo.
Estamos concientes de nuestro papel en este ciclo político, los trabajadores estamos avanzando en estos años lo que no se pudo en los últimos 40, desatando las últimas amarras de un modelo neoliberal que se agotó. Estamos en la ruta de construir un nuevo modelo de desarrollo, donde el trabajo y no el capital estén al centro.
Por esto, no puedo ser partidaria de críticas que, siendo justas en su anhelo, sólo se sostienen en una mirada cortoplacista de las negociaciones. Podemos ser victoriosos en una negociación con buenos bonos o reajustes, aún cuando no se obtenga nada más; pero también podemos serlo cuando equilibramos el avance económico con reformas laborales que le devuelvan poder a los trabajadores y sindicatos , para luchar sin trabas por sus derechos.
Bárbara Figueroa Sandoval
Presidenta CUT-
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